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lunes, 8 de abril de 2013

Conuco, custodio de los tubareños


El Cerro Conuco, en Tubará Atlántico, es un mirador natural, desde ahí se puede observar la inmensidad del mar y el infinito azul. Custodio permanente del pueblo y sus gentes, con una altura aproximada de 310 metros sobre el nivel del mar, en diciembre y época de invierno las temperaturas bajan, cuando llueve se llena de neblina  desde el cerro hasta las calles del pueblo, fenómeno que solo se da en Piojo y Tubará.  En noviembre del 2008, un rugido  salió de las entrañas de la tierra y el suelo se levantó, como quejándose, nadie sabía cómo, ni  por qué, su lamento asustó a aquellos que cerca estaban de él; de eso han pasado ya  casi cinco años. El miedo ha sido vencido por  el tiempo que avanza sin detener su paso para mirar atrás. De no ser por las casas que ya no están, de las cuales  no queda sino  ruinas; pareciera que todo quedó en el olvidó.
Él sigue ahí imponente ante su propio dolor, dolor causado por la mano del hombre que arrasa con la flora y la fauna para crear su propio paisaje. En algún momento el sueño de muchos era mantenerlo como reserva, crear un mirador natural, como tantos que hay en otros lugares  donde confluyeran propios y visitantes para momentos de esparcimiento y reflexión. Ahora solo hay una  antena de la aeronáutica civil, la carretera antigua y una carretera alterna,   que como un cinturón lo atan a su destino, necesaria para la comunicación con los otros municipios que siguen y las fincas que en la vía están.  
Los estudios realizados en su momento, prohíbe la construcción de viviendas, se deben sembrar árboles con raíces profundas para mitigar la erosión, pero los que miramos arriba solo vemos una montaña  desgastada  y cercenada, indefensa ante la necesidad de evolución de los pueblos.

Textos y fotos
Isabel Vargas Lara
isabel.vargaslara@gmail.com


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